En menos de dos meses todos los estadounidenses con derecho a voto saldrán a la calle a expresar en las urnas sus ideales, sus intereses o simplemente sus pensamientos. Ya estamos en la cuenta atrás y eso se nota, no tanto en las agendas de los políticos, sino en los debates televisados.
Tras el debate presidencial entre Donald Trump y Hillary Clinton, esta semana ha tenido lugar el vicepresidencial entre el republicano Mike Pence y el demócrata Tim Kaine. Un debate en el que, para la mayoría de expertos y analistas políticos, no hubo un claro vencedor aunque el republicano Pence fue el que mostró un pulso más firme en sus respuestas a favor de la candidata conservadora.
Sin embargo, aquí, sí que se escucharon propuestas reales sobre las políticas de los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos en los 90 minutos que duró. “Me parece que contrasta con el primer debate presidencial, que fue muy personal, muy enfocado en los escándalos, muy enfocado en la política visceral y no tanto en lo puede ser el futuro de Estados Unidos”, apunta John Hudack, experto en política de la Brookings Institution.
El gobernador de Indiana Mike Pence del Partido Republicano y compañero de fórmula de Donald Trump se mostró sereno y firme ante los frecuentes ataques de Kaine. Su estrategia para defender al magnate fue ser esquivo y evitar temas guardando silencio sobre algunas de las declaraciones más provocadoras de Trump como la inmigración latina en Estados Unidos.
Precisamente el candidato conservador a vicepresidente le recordó con insistencia la acusación de Trump a los mexicanos de “violadores” y Pence se defendió diciéndole que por qué sacaba a relucir de nuevo “la cosa mexicana esa”. La inmigración de indocumentados debe frenarse, según el republicano, que volvió sobre un argumento repetido por Trump de que toman puestos de trabajo de los estadounidenses. Una muestra más del rechazo de los republicanos hacia los latinos.
El senador de Virginia Tim Kaine y aliado de Hillary Clinton en el Partido Conservador presionó con agresividad empleando incluso las propias palabras del empresario. Además del tema de la inmigración, también acusó a Trump de haber calificado a las mujeres de “cerdas y desaliñadas” y también condenó los elogios del aspirante republicano al presidente ruso, Vladimir Putin. Pence defendió dignamente el historial fiscal de Trump, pero se alejó de sus palabras de menosprecio y de sus dudas sobre la nacionalidad del presidente, Barack Obama.
Al final del debate, tanto Clinton como Trump felicitaran a sus respectivos compañeros. “Quien estuvo en el corazón de este debate fue Donald Trump y Mike Pence no salió a defenderlo”, dijo el gerente de la campaña de Clinton, Robby Mook.
Para el asesor en comunicaciones de Trump, Jason Miller, “El hecho de que la fórmula Clinton-Kaine hable solo de este punto o de alguna otra versión de los insultos que lanzaron esta noche, muestra que compiten en base a muy limitada idea de solo atacarnos”.
El próximo domingo 9 de octubre vuelven a la carga los candidatos a la presidencia en un debate con un formato diferente en donde los miembros de la audiencia podrán hacer preguntas. Veremos quien lo gana…