El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha comparecido por primera vez ante la Asamblea Nacional Constituyente, el Parlamento diseñado a su medida que hizo elegir hace 10 días en unas polémicas elecciones, para proponer una reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), que toque como punto único “la restitución de las normas del respeto internacional” y “el diálogo sobre la verdad de Venezuela”.
Maduro parece haber acusado los resultados de la reciente cumbre de cancilleres de América Latina celebrada en Lima, Perú, que amenaza con aislar a Venezuela de la región. “Allí hablaron de bloqueo, que a Venezuela no se le preste ni un dólar”, denunció. Las comparaciones con la Cuba de Fidel Castro fueron inevitables en el discurso.
El régimen venezolano espera que esa cita sea la cumbre de la reunificación de Latinoamérica y el Caribe. La próxima reunión del foro, que no incluye a Estados Unidos ni Canadá, se celebrará en octubre en San Salvador, El Salvador. El Gobierno del presidente de ese país, Salvador Sánchez Cerén, es de los pocos países del área que ha apoyado al régimen bolivariano en un lance condenado por los países influyentes de la comunidad internacional.
“No veo la razón para que se nieguen. Se la pasan hablando de Venezuela. ¿Quieren hablar de Venezuela? Hablen conmigo, pues. Si nos tenemos que quedar dos días encerrados hablando de tú a tú, hablaremos y buscaremos recomponer las relaciones de América Latina y El Caribe. Hagamos una agenda común, con los temas que unen a la región”, propuso el mandatario venezolano durante una alocución transmitida en cadena nacional.
Maduro también pareció dar por terminada la facilitación del exjefe del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, en el conflicto venezolano, porque pretende que la Celac “acompañe a Venezuela en los caminos del diálogo constituyente y con los factores políticos del país”. La relación de Zapatero con el régimen no ha terminado muy bien después de su última visita. Las autoridades venezolanas criticaron el comunicado, donde Rodríguez Zapatero exige un gesto al Gobierno para retomar la negociación política con la oposición.
Uno a uno Maduro fue nombrando a los presidentes que han sido más críticos con la deriva autoritaria de su Gobierno –Juan Manuel Santos (Colombia), Enrique Peña Nieto (México), Pedro Pablo Kuczynski (Perú) y Mauricio Macri (Argentina)– para que acepten su invitación. “Restituyamos el respeto y la fraternidad entre los modelos políticos y económicos”, agregó. Con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue algo más crítico, aunque ordenó al canciller Jorge Arreaza que gestionara una conversación telefónica con él e insistió en la idea de mantener relaciones armónicas a pesar de las diferencias políticas.
Ley antiescrache
En el acto Maduro entregó a la presidenta de la ANC, Delcy Rodriguez, un proyecto de ley contra el odio, la intolerancia y la violencia. El gobernante prometió entre 15 y 25 años de cárcel para quienes durante la protesta “expresen odio”.
La propuesta es una manera de detener los escraches que ha sufrido la alta jerarquía revolucionaria en las calles. El más reciente blanco de los reclamos ha sido la rectora del Consejo Nacional Electoral, Socorro Hernández. Maduro prometió que la persona que insultó a la funcionaria en un supermercado está siendo buscada por la policía.
Fuente: www.elpais.com